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Este post trata un tema que normalmente todos los fotógrafos evitan mencionar. Su objetivo es justamente contar una experiencia que tuve y que no le deseo a ningún fotógrafo o novios de este planeta. Tiene la intención también de hacer con que nuevos fotógrafos que entren al mercado tomen mucho cuidado con lo que es lo más importante después de fotografiar a una pareja: los archivos.

La fotografía comercial es una cosa seria. Como en todos los negocios, hay riesgos. El mayor, en mi opinión, es la pérdida de los archivos digitales. Una pesadilla, dicho sea de paso. He recibido un promedio de 2 a 3 pedidos desesperados de ayuda por semana de fotógrafos que, de alguna forma, han perdido sus archivos y no saben qué hacer. Casi todo el mundo en el mercado ya debe de haber pasado por una situación similar, discos rígidos que se estropean o se queman, tarjetas de memoria defectuosas, archivos borrados, robos y hurtos de equipamientos y al final la frustración de perder un trabajo. Cómo duele.

Unos cuatro meses atrás, luego de la sesión de novios de Natalia y Lucas, al descargar dos tarjetas de memoria en un lector defectuoso (hasta entonces no lo sabía), se produjo un corto y todos los archivos se corrompieron.
La desesperación forma parte de la primera etapa. Enseguida intenté recuperar las tarjetas con programas especializados. Noche sin dormir y de tristeza al saber que ni los profesionales más especializados del mercado lograron recuperar las aproximadamente 400 fotos que había tomado en el Museo de Artes y Oficios de Belo Horizonte. Las imágenes corrompidas eran de la sesión y no de la boda, que ya ha sido publicada aquí hace un tiempo.

Es frustrante tener que darle una noticia de esas a la pareja. Con el foco en la solución, buscamos a todos los colaboradores de maquillaje, ropa, accesorios y quedamos para otra sesión con Natalia y Lucas, que fueron muy comprensivos. Ayer sábado, salimos así para hacer las nuevas imágenes. Después de dos horas buscando un lugar para fotografiar, luego de que nuestro plan A había fallado por un gran congestionamiento en la BR381 que lleva a la Serra da Piedade, me deparé con un túnel y enseguida decidí, es allí.

Nuestra sesión se realizó dentro de un túnel que da acceso a la Serra da Moeda, cerca del Barrio Retiro do Chalé en Belo Horizonte. Coincidencia o no, muriendo de miedo de que fallara una vez más, encontré una luz al final del túnel, en todos los sentidos.

La luz al final del túnel es una figura de lenguaje que se refiere a una expectativa de esperanza de que las circunstancias mejorarán después de una situación difícil. Todo salió bien! Final feliz! Gracias a Natalia y Lucas por mantener la calma y ayudarme a encontrar esta luz, providencial.

Meus sinceros agradecimentos aos verdadeiros parceiros que me ajudaram nesta segunda sessão: Marcus Martinelli – cabelo e maquiagem, Tetê Rezende – traje do noivo e Pedro Muraru: Tiara e acessórios.

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